La Greca, mi ritual favorito

Todos tenemos un ritual en la vida, para cualquier cosa. El mío es para hacer café, y es con la greca, todos los días, TODOS LOS DIAS.

Mis primeros recuerdos de la greca, son con mi mamá. Todas las mañanas prepara su greca. En principio yo solo la observaba, su ritual. Después con el tiempo comencé a probarlo, y hoy día,  preparo el mío.

En el mundo de los cafés de especialidad, la greca no es el método favorito, al igual que la manga. Pero si es el mío, tanto así, que el logo de mi marca es una greca. Soy GRECA LOVER.

La greca para mí, es un estilo de vida, es saber esperar que ahora viene lo bueno, es la mejor imagen del DOLCE FAR NIENTE de los italianos. Es una individualidad única.

Acabo de contarlas, tengo 14 grecas (en mi casa) de distintas marcas, colores,  y tamaños. Pero uno siempre tiene su favorita, al igual que su taza. Esa greca que ha oído tantos murmullos, la que se anima a afrontar el día conmigo, esa compañera fiel, siempre será la favorita. Siempre está de primerita en la despensa. Un poco desgastada, un poco ennegrecida en el fondo, pero siempre atenta a darme el mejor café. Es roja, y sencillamente es mi favorita porque me gusta el café como queda en ella. No lo comparto con nadie, es mi ritual en solitario, y para mi solo.

Un artefacto con más de 100 años de haber sido creado, el accesorio infaltable en cualquier hogar italiano, y me atrevo a decir, que en muchos hogares venezolanos. Siento que la greca me une con mi ITALIANIDAD (tanto o más que mi pasaporte), con la cultura gastronómica italiana. Tengo una con la bandera de Italia, un obsequio que recibí, pero esa la uso poco. 

Mi greca de la mañana, es casi cabalística. Tengo que estar solo, muy temprano (incluso los domingos, muy temprano) Solo Yo, porque no quiero perderme de ningún sonido. El sonido del molino, el agua vertiéndose, el sonido metálico es lo que mas me gusta, es una sensación indescriptible. Hasta me gusta el sonido de la llama de la cocina, en ese momento que solo el amanecer me acompaña. 

Mas o menos esto es lo que hago:

  • Muelo mi cafe
  • Caliento agua
  • Lleno la calderita con agua caliente
  • Enrosco la greca
  • Fuego medio
  • Esperar con tapa abierta
  • Comienza a “colar”
  • Disfruto del cafe cayendo lentamente
  • Retiro del fuego antes que termine la colada
  • Revuelvo con una cucharilla
  • Sirvo
  • Disfruto mi cafe, disfruto el amanecer.

Esa primera colada, me dice cómo estará el día. Ese primer sorbo, me hace suspirar, y aterrizar, me pone los pies en tierra. 

Tambien puedo hacerme un cafe en la tarde, cuando se que ese cafe de la mañana me dejo “picado”. Busco un momento de estar solo, y repito el ritual.

Aquí les comparto un video que hicimos hace tiempo con Samuel Kaufman que me encantó, y define a la perfección esto que les estoy describiendo.

¿Y cuál es tu ritual? Compártelo conmigo

Gracias por leerme

Pietro Carbone

Cafe y Vida 

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